Despierta con Motivos: Cultivando Esperanza y Fe Cada Día
En el ajetreo diario, muchas veces nos encontramos buscando un faro de luz que nos guíe en medio de las tormentas personales.
Cada día es una nueva oportunidad para renovar nuestra fe, para recordar que las dificultades no son el final, sino el comienzo de un aprendizaje más profundo. La esperanza, esa chispa que a veces parece apagarse, siempre está presente si nos detenemos a respirar y conectar con lo más profundo de nuestro ser.
La espiritualidad no se trata de respuestas inmediatas, sino de un proceso continuo de crecimiento. A través de la meditación, la oración o simplemente el silencio, encontramos la paz necesaria para afrontar los desafíos de la vida. La fe nos enseña a confiar en lo que no vemos, pero sentimos en el corazón.
Despierta con Motivos es un espacio para recordarnos que, sin importar cuán difícil sea el camino, la esperanza y la fe nos permitirán seguir adelante, con la certeza de que cada día trae consigo una nueva posibilidad de sanar y encontrar propósito.
El Evangelio, Lucas 3, 1-6
1 El año decimoquinto del reinado del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba la Judea, siendo Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Felipe tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene,
El Evangelio, Mateo 15, 29-37
29 Desde allí, Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó.
El Evangelio, Lucas 10, 21-24
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: «¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!».