El Evangelio, Lucas 17, 20-25
La lectura diaria de la Biblia
11 Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pesaba a través de Samaría y Galilea.
12 Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia
13 y empezaron a gritarle: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!».
14 Al verlos, Jesús les dijo: «Vayan a presentarse a los sacerdotes». Y en el camino quedaron purificados.
15 Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta
16 y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano.
17 Jesús le dijo entonces: «¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?
18 ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?».
19 Y agregó: «Levántate y vete, tu fe te ha salvado».
Reflexión
Reconocimiento de la Gracia y Agradecimiento
Este pasaje resalta la importancia de reconocer las bendiciones que recibimos. De los diez leprosos sanados, solo uno vuelve para agradecer. Muchas veces en la vida, cuando recibimos favores o superamos dificultades, nos olvidamos de mostrar gratitud. Este samaritano nos recuerda la importancia de volver a Dios con un corazón agradecido, reconociendo que todo lo bueno proviene de Él.Fe Activa y Obediencia
La fe de los leprosos se muestra en su obediencia a la orden de Jesús de ir a presentarse ante los sacerdotes, aunque aún no habían sido sanados. Actúan en fe, y en el camino reciben el milagro. Esto nos enseña que la fe no es solo esperar, sino también actuar y confiar en las palabras de Dios, aunque aún no veamos los resultados.Salvación y Gratitud Profunda
Jesús le dice al samaritano que su fe lo ha salvado, indicando que su gratitud lo llevó a experimentar una bendición más profunda que la sanación física: la salvación. La gratitud auténtica abre nuestro corazón a una relación más íntima con Dios, y nos permite recibir no solo sus bendiciones, sino también Su misma presencia en nuestras vidas.La Inclusión del Extranjero
La historia también subraya que quien regresa es un samaritano, considerado extranjero por los judíos. Este detalle subraya la apertura de Jesús a todos, sin importar su origen. El amor de Dios no tiene fronteras, y todos estamos invitados a ser partícipes de Su misericordia y a acercarnos a Él.
En conclusión, Lucas 17, 11-19 nos invita a vivir con un espíritu de gratitud, a tener una fe activa que obedece sin vacilar, y a reconocer que la misericordia de Dios está abierta a todos. Este agradecimiento auténtico transforma nuestras vidas y nos acerca más a Dios, permitiéndonos experimentar Su amor de manera más profunda.
El Evangelio, Lucas 3, 1-6
1 El año decimoquinto del reinado del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba la Judea, siendo Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Felipe tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene,
El Evangelio, Mateo 15, 29-37
29 Desde allí, Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó.
El Evangelio, Lucas 10, 21-24
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: «¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!».